Al igual que un árbol de Framboyán, deseamos que nuestros alumnos sean firmes, fuertes en carácter espiritual y con la capacidad de cubrir a otros, además de ser excelentes seres humanos, desplegando colores de alegría y sabiduría y, un arraigo a los principios más elevados del bien, partiendo de raíces fuertes y bien cimentadas.